jueves, 20 de enero de 2011

El derecho a una muerte digna: el derecho a no sufrir

La "Ley de Cuidados Paliativos y Muerte digna" prevista por el Gobierno, similar a la " Ley Leonetti", calienta el ánimo de los sectores sociales.

Una vida digna. Todos aspiramos a vivir dignamente, a recorrer este camino, conscientes de que somos felices, o de que aún sin serlo, se ha tenido lo suficiente para no penar por ella. Tener hijos, verlos crecer, crear amigos y compartir experiencias con ellos. Son miles las situaciones que pueden adjetivar nuestra vida como plena y digna. Pero... ¿Cuándo la vida deja de serlo y pasa a convertirse en humillación y sufrimiento para nosotros y los que nos rodean?

Regulaciones europeas del derecho a morir

Dentro del continente europeo serían los Países Bajos, los primeros en regular de manera activa la eutanasia (año 2001). Un año más tarde lo haría Bélgica, seguida de Luxemburgo. El año 2005, traería a Francia la polémica “Ley Leonetti”, reguladora de las medidas aplicables al enfermo terminal. La ley francesa, no quiso regular un derecho a la eutanasia activa o suicidio asistido, sino medidas de acompañamiento al enfermo irreversible.

La Comisión Leonetti, presidida por Jean Leonetti, autoriza a los enfermos a rechazar un tratamiento, lo que permitiría incluso inducir un coma y dejar de alimentar al paciente hasta su muerte.

La eutanasia activa frente a la eutanasia pasiva


No serían pocos los que clamaran excepciones a esta forma de eutanasia pasiva. Entre ellos, Bernard Kouchner, ministro francés de Asuntos Exteriores, quiso desmarcarse de buena parte del Ejecutivo. Propondría una excepción a la ley, una forma de eutanasia activa. Sería el caso “Sébire” unos de los que le llevaría a declarar: "Me parece muy difícil no poder ofrecerle una puerta de salida, que sería una puerta de amor con los suyos. Sería necesaria una excepción a la ley" manifestó Kouchner, médico y fundador de las ONG Médicos sin Fronteras y Médicos del Mundo.

Un lector del periódico francés “Le Monde” expresaría en sus páginas la siguiente reflexión: "Creo que esta ley sobre dejar morir es horriblemente cruel e hipócrita ¿Cuál es la diferencia ética entre provocar una muerte indolora y rápida y colocar al paciente en un coma profundo y esperar que la persona muera, lentamente, no siendo alimentado ni hidratado? Diferencia ética no hay, pero la diferencia real es que en el segundo caso, es un horror. Si el fin es el mismo, ¿porqué hacer sufrir? Yo no entiendo lo que los legisladores tienen en la cabeza o en el corazón".

Futura ley de regulación española: Ley de Cuidados Paliativos y Muerte Digna

La OMC ha aplaudido la propuesta del Gobierno español a la promulgación de una nueva ley reguladora del paciente en fase terminal. La misma ampliará y renovará los derechos ya expuestos a través del “testamento vital”. La nueva normativa regulará el derecho del paciente a morir sin dolor así como el marco de actuación entre enfermos, médicos y familiares.

Según declaraciones del vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, la legislación piensa en aquellos pacientes que van a fallecer de manera irremediable y no sin sufrimiento: "Simplemente, cuando alguien está terminal, quiere decir que está desahuciado clínicamente, por tanto que no tiene solución y lo que le espera por delante es un calvario antes de morir"; "la medicina tiene mecanismos para que la muerte, que es inevitable, se produzca dignamente, es decir, sin sufrimiento", declararía a la agencia Efe.

Las similitudes con la legislación francesa son notables, tachada por el Ejecutivo como “excelente regulación”, tendremos que estar pendientes a la lectura completa del futuro texto, para valorar el alcance del mismo. No podemos olvidar, que la ya citada ley francesa, contempla mediadas tales como la supresión de la alimentación artificial del paciente, lo que lleva a una prolongación irracional del fallecimiento.

El caso que adjetivo de inútil a toda normativa

Chantal Sébire deseaba una muerte digna. El cáncer nasal que padecía, extendido ya en los últimos momentos de su vida al cerebro, había desfigurado por completo su rostro. Los dolores eran insoportables y le provocaban una ceguera irreversible; ni siquiera las dosis de morfina que le suministraban acallaban del todo su dolor. De nacionalidad francesa, y creyéndose amparada por la “Ley Leonetti”, acudió a los tribunales en busca de justicia humana o divina que aliviara esta tortura. No encontraría respuesta.

El presidente de la República francesa, Nicolás Sarcozy, no pudo hacer nada ante la solicitud de eutanasia activa que la francesa reclamaba. El dejar este mundo, sedada y suprimida de toda alimentación o fluido lo consideraba indigno. El miércoles 19 de marzo de 2008, sería hallada muerta en su domicilio de Dijon. Todo indicaba a una sobredosis de barbitúricos. Ello ocurría dos días después de que un tribunal francés denegará su solicitud de eutanasia activa.

Casos como esté ambicionan una regulación experta, consensuada y profundamente estudiada, que repare los errores del pasado. ¿Será capaz el legislativo español de dar formar a esta compleja realidad?

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